viernes, 7 de febrero de 2014

La pecosa y yo


En realidad no sé de donde despertó mi afición a los deportes, especialmente al fútbol. Pero puedo asegurarlo que de mi familia no es heredado, salvo que ellos desde pequeña me inculcaron y metieron en cursos y actividades deportivas, pero nunca pensé que fuera para tanto. Mi vida la concibe 50% el deporte, por eso una vida sin deporte es como una vida sin un pulmón; aburrida y muy limitada.

Yo creo que mi gusto por el fútbol empezó por el “payasito” Pablito Cesar Aimar, cuando jugaba en River Plate, posteriormente en el Valencia C.F, Zaragoza, Benfica hasta ahora que juega en un equipo asiático. Me gusta mucho como hombre y jugador, lo cual es una mezcla perfecta para mí. Aún conservo su sticker de la copa mundial de fútbol en Alemania (2006) en mi escritorio y también conservo los afiches y todo el material promocional que conseguí, en una de mis visitas a la tienda del club, cuando estuve en España (Valencia).

Practico el fútbol desde los 10 años (90,s) en las canchitas de micro de mi unidad, rodeada de niños, sin pena y sin complejos porque mientras las demás niñas veían este deporte como juego de solo niños, yo lo veía como un escape a otra dimensión; lleno de diversión y entretenimiento. Sinceramente, no es por echarme flores, pero los hombres se sorprendían de mis habilidades y me escogían en sus equipos como primera opción.

Después entré al colegio y me dediqué a otros deportes como el atletismo, baloncesto y voleibol y solo cuando ya me faltaban 3 años para graduarme, apareció el fútbol como por arte de magia o mejor dicho gracias a una telenovela juvenil mexicana, que se transmitió en el año 2001 por Televisa. La cancha de fútbol sería el escenario principal de esta historia, en la que las protagonistas no solo defendían su orgullo, sino también aprenderían a enfrentar la vida, unidas bajo el desafío que el juego les ofrecía. Mientras en Colombia apenas surgía; en otros países como U.S.A o Alemania el fútbol femenino ya era algo sagrado. Sin dudarlo me metí al equipo y pude disfrutar muchas mieles con el equipo de mi colegio Alemán, en ese entonces. Ahí jugaba de delantera #9, porque en aquel entonces la velocidad era uno de mis fuertes.
 

Después entré a la universidad (2008) y recuerdo que lo primero que pregunté no fue precisamente dónde quedaba el salón, sino dónde quedaba la cancha de fútbol y si había equipo de fútbol femenino. Hoy en día después de graduada de la universidad y de haber dejado un lindo legado de capitana #10, recuerdo con nostalgia esos buenos momentos y las personas que me dejó el fútbol. También recuerdo mucho, que muchas de mis amigas tenían que hacer mil piruetas para poder entrenar, ya que sus papás no las dejaban porque decían que ese juego, no era para niñas, por esta razón muchas desistieron. Afortunadamente ese no fue mi caso, puesto que mis padres siempre me apoyaron. 

Me llevo muchas enseñanzas durante mi proceso, pero una de las más importantes fue la siguiente: “Si algo me enseñó el fútbol a mí... es que por muchas veces que te caigas siempre te tendrás que levantar.”


Confieso que disfruto viendo partidos de fútbol sola, porque puedo comentarlos, cambiarlos si me aburren, por ejemplo de una liga italiana a la española y no tengo que escuchar las burradas que algunos de mis compañeros dicen, porque como dicen por ahí hablar con la mente vacía es de mala educación. De manera que siempre será un lindo día, cuando ruede la pecosa, por eso amo los sábado y domingos. Ya sea porque puedo ir al estadio y apoyar al equipo verde de mi ciudad o por otro lado puedo ver los mejores partidos de la liga y si por alguna razón me los pierdo, por la noche puedo ver Goles de Europa; el resumen completo de las ligas, con el análisis, los goles y las mejores jugadas, al estilo de Quique Wolff y Miguel Simón.


Me gustan otros deportes y veo algunos campeonatos de tenis, baloncesto, atletismo etc. Pero no hay nada que me despierte más pasión y deseo que el fútbol. Con mi papá vivo desde los 14 años, así que nuestro mayor punto de conexión siempre es el deporte. Los dos somos personas serias, y bastante reservadas pero a la hora de hablar del fútbol y deportes se nos olvida todo lo demás y podemos mejorar durante nuestras charlas; el mundo del deporte. Él es más sabio que yo pero yo soy más actualizada así que así nos complementamos. Él es hincha de Millos y yo soy hincha del Deportivo Cali. Me gusta así, porque podemos disfrutar del fútbol, a pesar de las diferencias y cada uno opina lo que sienta y quiera. 


Soy una persona tímida en primera instancia, pero mi mejor forma para romper el hielo y mi mejor aliado siempre será, hablar sobre fútbol. Me entiendo muy bien en ese campo y no es para llamar la atención de los hombres, sino por gusto, de manera  que sería muy feliz al lado de un hombre con el que pueda compartir esta pasión, que seamos un equipo y que ambos sudemos la camiseta y nos pongamos la #10, cuando sea necesario. Si bien es cierto que los hombres tienen más experiencia, saben y recuerdan más sobre este deporte, me parece muy machista, el hombre que mira por debajo del hombro a las mujeres como yo, como si únicamente disfrutáramos de músculos o caras lindas y nada más. Pero lo cierto es que hoy en día, la mujer tiene más voz y voto para opinar y lanzar un juicio pertinente referente al campo futbolístico, lo cual me alegra mucho. 


En el fútbol todo puede pasar, se requiere de esfuerzo, pasión y suerte y muchas veces si la suerte falla, pues anula a las demás fuerzas. Por consiguiente este deporte despierta muchas emociones, de toda índole. Aun así, no tolero las barras bravas, me parece lo más sin sentido del mundo. No veo el sentido de agredir a los demás... un chiste está bien y hasta dos. Soy hincha del Deportivo Cali, pero más allá de eso soy partidaria del buen fútbol y si puedo presenciar un buen partido y ver a mi equipo ganar perfecto, muy emocionante pero si pierde, no hay bronca me quedo feliz de haber disfrutado en buen encuentro y espero ansiosa la próxima revancha. Yo me pongo en los zapatos del jugador y hago el siguiente análisis; uno cuando viste la camiseta de un equipo, debe querer y respetar la camiseta independientemente de que haya sido de otro equipo, tiempo atrás. Y eso solamente es posible cuando se ama el juego de verdad, el juego limpio. Pero amor no significa hacerle daño a los demás, por defender a su equipo.. se trata de disfrutar y en disfrutar está el respeto hacia los demás. Hay una delgada línea entre tener una pasión por un equipo y la locura extrema.


La Selección Colombia es mi mayor orgullo, y creo estar enamorada de James Rodríguez, me parece el mejor diez de todos, es lindo, unas buenas pompis y una persona muy humilde a pesar de todo el talento y toda la fama que tiene. Si no estuviera en el campo, se perdería la tensión sexual del partido, lo cual es un complemento importante para nosotras. 

El éxito de esta nueva generación del fútbol colombiano, radica en el talento de cada uno, la unión familiar y la sangre amarilla que corre por cada jugador y sobre todo de nuestro D.T Súper Pekerman, quien nos ha puesto a vivir el sueño que tanto anhelábamos, con una selección que ya hace historia. Me gusta el liderazgo de Yepes y Mondragón y aunque ya se les notan los años, le hacen muy bien al equipo como líderes. La sabrosura de Armero y su carisma, la precisión de Falcao, la seguridad de Ospina, la revelación de Arias, la potencia de Guaro. el cha-cha-cha de Jackson, el look de Sanchéz,  la gambeta y los crespos de Cuadrado, etc. 


Este mundial que viene es diferente en todos los sentidos; estoy más preparada en el tema táctico y estratégico, mi selección clasificó como cabeza de serie con 30 puntos y su juego es contundente. Los mundiales pasados los recuerdo pero con muchas lagunas y decepciones, pero sé, que este mundial tiene un tinte diferente e inolvidable. Cuando comience el mundial renuncio si estoy trabajando y me dedico de lleno a la programación de éste. Todos los partidos los quiero ver, hasta el más recóndito y obviamente en los partidos de mi selección gritaré con mis tres pulmones, los goles hasta quedar ronca.

En síntesis un plan perfecto sería; cobijas, lluvia, un café caliente al lado de una excelente compañía y viendo al Tigre, de vuelta a las canchas en el mundial, porque lo merece, porque lo desea desde lo más profundo de su ser, porque el fútbol lo necesita y Colombia mucha más.

Y para finalizar, como dice el poema al fútbol de Quique Wolf: “Cómo vas a saber lo que es el dolor ,si jamás el zaguero te rompió……y cómo vas a saber, querido amigo, cómo vas a saber lo que es la vida si nunca jamás, jugaste al fútbol.

Escribiendo desde mi castillo encantado, Soficienta.




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