“Si estás perdiendo la fe en la naturaleza humana, sal y mira una maratón” K.Switzer
Y así sucedió:
Escogí el running como deporte, escape, diversión y pasión. Desde el colegio lo practicaba, y recuerdo que obtenía buenos resultados. La verdad una maratón me parecía una idea loca, pero con el paso del tiempo se convirtió en una meta. Me di cuenta que en la vida son pocas las oportunidades, en donde uno puede colocar a prueba la mente y el corazón al mismo tiempo; así que tomé la decisión de participar, me preparé, entrené y mentalicé.
Aclaro que no fue de la noche a la mañana, además de los 4 meses previos de un fuerte entrenamiento que se debe tomar para participar en una de estas competencias, fue todo un proceso tal como ocurre con un bebé, quien primero gatea (5k), después da dos pasos y se cae (10k), se levanta da tres pasos y se vuelve a caer (21k), y después ya camina pero se sigue tropezando...vuelve y se levanta.
Aclaro que no fue de la noche a la mañana, además de los 4 meses previos de un fuerte entrenamiento que se debe tomar para participar en una de estas competencias, fue todo un proceso tal como ocurre con un bebé, quien primero gatea (5k), después da dos pasos y se cae (10k), se levanta da tres pasos y se vuelve a caer (21k), y después ya camina pero se sigue tropezando...vuelve y se levanta.
Un día antes: “Diosito no me vaya a quedar dormida, ¡Porfa despiértame! Fue mi último pensamiento en la víspera de la carrera.
4:00 am-El día de la carrera: Sonó la alarma y en un segundo sentí todas las emociones (ansias, miedo, emoción, dolor, frío, alegría) pero sobre todo mucha adrenalina. El objetivo era claro; terminar la carrera entre el tiempo estipulado de la competencia (hasta 6 h), idealmente sin calambres, tirones, contracturas u otro tipo diferente de lesión. Durante ese trayecto tratar de no mirar el reloj y disfrutar del ambiente, las calles de la ciudad y su gente.
Era una cuestión más personal, no de podios, ni de medallas. Mi mente estaba enfocada en lograr pasar el km 30 y de ahí en adelante absorber todas la buena vibra de la gente, que me apoyaba, más el ánimo de mis "adversarios". Porque tenía claro, que hay una gran parte del maratón que se corre con la mente y otra con el corazón.
Era una cuestión más personal, no de podios, ni de medallas. Mi mente estaba enfocada en lograr pasar el km 30 y de ahí en adelante absorber todas la buena vibra de la gente, que me apoyaba, más el ánimo de mis "adversarios". Porque tenía claro, que hay una gran parte del maratón que se corre con la mente y otra con el corazón.
Zona de calentamiento: Si no hay calentamiento ni estiramiento, es como si empezaras la competencia sin un pulmón. Percibo largas filas en los baños, muy normaaaaaal..teniendo en cuenta que la mezcla entre la hidratación y la ansiedad es incontrolable.
En la previa con mi compañero de viaje (Alejo Valencia), los dos enfermos por el running, del cual nunca queremos curarnos.
Zona de la largada: “Corredores a punto de partida, 2 minutos”, y escucho la canción emblemática de cualquier deportista “We are the champions my friend and we’ll keep on fighting till the end….”.
Salen primero los mejores, los imparables.
Pero también los más valientes, los que a pesar de las circunstancias luchan y son un ejemplo de vida, para niños, jóvenes, adultos y gente mayor.
Festines y corredores de 5, 10, 21 y 42 k apretujados tratando de alcanzar un mejor puesto de competencia. Me pasaban corredores y yo me decía “tranquila, paso a paso esto es contra uno mismo”, y así fue, empecé a mi ritmo constante de uno 05:10 por kilómetro, disfrutando del paisaje, “sufriendo” las eternas subidas, viendo la gente pasar y saludar.
2k: Luchando con la ansiedad de apurar el ritmo.
5k: Subo sin problemas el ritmo, ya que el terreno y las condiciones del clima de la ciudad, me lo permiten.
8k: Primer punto de renovación (esponjas).
10k: Miro el reloj (55m). No sentía el cansancio, mi ritmo se mantenía. Sin embargo tomo mi primer sorbo de gel energético.
14k: Me encuentro con un compañero de Cali (Andrés Molina), nos saludamos, cruzamos un túnel y lo pierdo de vista.
15k: Siguiente punto de renovación; era como encontrar agua en el desierto, muy emocionante la verdad (duchas).
20k: Miro el reloj ( 1:54) . Tomo otro sorbo de gel energético.... como mi cuerpo todavía está estable y solo un poco fatigado, pienso que si sigo así, puedo llegar a terminar la carrera en 4 horas. Entonces, disfruto de la ciudad.
21k: Desvío de los corredores de 21k. En ese momento digo: “Bueno apenas llevo la mitad, es como si volviera a comenzar. Me reto un poco. Percibo que en la carretera quedábamos pocos. Ya que la mayoría de corredores eran de 21k; ellos nos triplicaban.
22k: Primer punto de alimentación (bananito).
25k: Encuentro a quién sería mi compañera de ruta, no la conocía pero me llevaba el mismo ritmo. Claro que solo hasta el km 32 porque después, se fue y me dejó el polvero. ¡Qué dura!..no lo volví a ver pero felicitaciones donde quiera que esté.
30k: Todos mis pensamientos que habían sido técnicos dejaron de serlo y empecé a notar cansancio. En este momento empezaba una nueva carrera. Esa era la famosa “pared”, donde las reservas de glucógeno se acaban, se genera la fatiga y el cansancio es inevitable.
De ahí se vuelve pura mente; te encuentras a ti mismo, luchas los miedos y la inseguridad interna. Batallé con la idea de parar o seguir, pero me dí cuenta que si paraba, allí acaba mi carrera, pues las piernas no me responderían de nuevo para comenzar, porque ya mi cuerpo lo había dado todo, kilómetros atrás.
Todo dolía pero el corazón y los pulmones seguían intactos, así que me dediqué a pensar en la milla extra; ese esfuerzo extra que añadimos al precio pagado, para conseguir mayores y mejores resultados.
35k: Sigo avanzando entre corredores que caminan, o paran por calambres y otros que pasan veloces y enteros a mi lado.
De ahí se vuelve pura mente; te encuentras a ti mismo, luchas los miedos y la inseguridad interna. Batallé con la idea de parar o seguir, pero me dí cuenta que si paraba, allí acaba mi carrera, pues las piernas no me responderían de nuevo para comenzar, porque ya mi cuerpo lo había dado todo, kilómetros atrás.
Todo dolía pero el corazón y los pulmones seguían intactos, así que me dediqué a pensar en la milla extra; ese esfuerzo extra que añadimos al precio pagado, para conseguir mayores y mejores resultados.
35k: Sigo avanzando entre corredores que caminan, o paran por calambres y otros que pasan veloces y enteros a mi lado.
36k: Eran los km más lentos de mi vida compitiendo, pero sabía que eran los últimos kms, que serían parte de los imborrables recuerdos de mi primera maratón.
37k: Entonces descubrí en ese último trama que: ¡APRENDÍ A VIVIR CON EL DOLOR!
41k: Vuelvo a reponerme, a solo 1 km tengo las endorfinas al 1000%, una locura!!! 1k de acordarme de todo el entrenamiento y de todos aquellos que me apoyan y ayudan en la vida.
Últimos 500m: La adrenalina corría por mi cuerpo a punto de estallar, la emoción de ver los arcos de meta, de ver a la gente en las tribunas. Las piernas volvieron a responder y sentí cómo corrí, con las últimas fuerzas que me quedaban en el "tanque".
Veo el letrero que señala la meta, un nudo en la garganta y unos ojos húmedos son la reacción espontánea.
Veo el letrero que señala la meta, un nudo en la garganta y unos ojos húmedos son la reacción espontánea.
Cruzo la meta con un tiempo de 4:28 y los 42km 195 m ya eran historia.
¡Lo hice, llegué, ahora lo sé, ahora lo viví! ..A partir de hoy, nadie me contará cómo es!
Día después de la maratón: Me dolía hasta el pelo, levantarse de la cama era un suplicio. Pero había algo distinto en todo esto, pues cada vez que sentía ese dolor en las piernas, aparecía una gran sonrisa, debe ser porque “EL DOLOR DEL ESFUERZO ES PASAJERO…EL ORGULLO DE LLEGAR A LA META ES PERMANENTE”
Días después: La gente me pregunta asombrada y algo extraña; qué piensa uno cuando corre durante todoooo ese tiempo y yo les respondo: “Correr es la mejor terapia física y mental que existe”
¡Corre el kilómetro de más, mejora tus resultados, que la vida es así:...igualita!
PD: Días anteriores a la competencia me preguntaba: ¿Qué hacían los corredores de larga distancia cuando tenían ganas de orinar? y la mayoría de gente me decía que se hacían pipí en su ropa, para no perder tiempo y además no se notaba. Confieso que a pesar de todo el liquido que tomé, porque lo necesitaba, mi mente tuvo la capacidad de enfocarse en otras cosas y esperar hasta el final de la carrera.
Así que todo está en la mente, ¿Es claro o te vuelvo a contar mi hazaña?
Escribiendo desde mi castillo encantado, Soficienta.
Así que todo está en la mente, ¿Es claro o te vuelvo a contar mi hazaña?
Escribiendo desde mi castillo encantado, Soficienta.


















