Un vuelo inesperado

No me considero una persona extrema, más bien “conservadora” en la mayoría de los aspectos de mi vida. En el caso del deporte primero lo intento paso a paso, después procuro conocerlo, entrenarlo al máximo, ganarme su confianza y ya en adelante sacarle todo el jugo, teniendo en cuenta todo lo aprendido para reducir al máximo el número de lesiones y accidentes. En ese orden de ideas, yo clasifico en cuatro categorías los deportes; 1. Resistencia: como el triatlón, crossfit, el running, ciclismo...etc, los cuales definen tu fortaleza física y mental al 100 % y también te permiten saber de lo que realmente estás hecho 2. Conjunto: como el fútbol, baloncesto, hockey...etc, los cuales son para mí, los más apasionantes y más significativos por el trabajo en equipo 3. Pasivos y de máxima concentración: como el golf, el ajedrez...etc, los cuales requieren no solo de una preparación física suficiente, sino de un esfuerzo mental considerable y mayor respecto a otros deportes.  4. Extremos: como rápel, el buceo, el parapente...etc, los cuales me generan una sobredosis de adrenalina y por esa razón "les guardo mucho respeto."

Hacienda El Paraíso (antes de volar), conocida mundialmente por ser el escenario de la novela cumbre: María, de Jorge Isaacs.

Disfruto mi papel de aficionada en diferentes disciplinas deportivas. Lo más enriquecedor de todo es poder vivir varios sentimientos de júbilo, gloria o tristeza, con el máximo de adrenalina porque es ponerse en los zapatos de los demás y poder entender determinada situación y contexto en un mismo idioma. Todo hace parte de la atmósfera deportiva que se vive como simpatizante y apasionado del deporte. 

Por eso, el día que mi amiga Diana me comentó sobre la idea de tirarse de parapente y aprovechar para regalarle a su novio un salto inolvidable, para enfrentar su miedo a las alturas; efectivamente me interesó ir pero solo a acompañarlos, algo así como documentar el momento y "ver ese toro desde la barrera", pues no soy muy amiga de las alturas como lo dije anteriormente. Sin embargo confieso que siempre he creído que el amor está en el aire, es decir, presente en todo momento y puede ser invisible como el aire pero lo sientes cuando menos esperas. Entonces en realidad no debería ser tan "esquiva"con este tipo experiencias. 

..Abrir las alas 
Y ¡volar!

El día llegó y por la cabeza de los tres: mi amiga, su novio y la mía pasaban pensamientos diferentes. En la de mi amiga: “ufff que chimba volar”, en la del novio “Siento la adrenalina de un jugador saliendo a la cancha en la final de la Champions League!!!” y en la mía "Chévere verlos volar... algún día!". 

El lugar de encuentro era en la Hacienda El Paraiso, ícono de esta región colombiana. Y de ahí, subíamos en camioneta a una montaña de aproximadamente 1.100 m. Al llegar a la cúspide se sentía un clima muy agradable, vientos que presagiaban una excelente volada y una paz interior, al poder contemplar el horizonte en perfecta armonía. Y claro.. también un poco de nerviosismo dispuesto a descargarse en las alturas. 

Poder respirar la dulce libertad!

Solo estando arriba en su "sede", es decir en el lugar de vuelo pude darme cuenta que su director era Daniel Vallejo, quien cuenta con una larga trayectoria y experiencia como instructor y piloto de competencia; #1 en Colombia por 7 años consecutivos y campeón del circuito Colombiano en 3 ocasiones. Además es integrante de la selección colombiana de parapente desde los inicios de la Federación y ha representado a nuestro país en 5 mundiales. ¡Mejor dicho, más preparado que un Yogur! Entonces ahí me di cuenta, que no estaban volando con cualquier persona y no tuve más remedio que animarme, llenarme de valor y decidir enfrentar mis miedos en ese instante. Fui la tercera en volar, después de mi amiga y su novio: Jorge. Los tres volamos con Daniel Vallejo, el mejor, el más duro y el que te da los cinco centavitos de confianza que te faltan para volar.

Sentir los ángeles un poco más cerca!

Volar es mucho más que el acto de elevarse y moverse a causa del viento. Volar es sentir la brisa junto a los pájaros, es creer en uno, es tener sueños comprometidos, es suspenderse en el tiempo y dejarse llevar por lo que pueda pasar, por lo que tenga que pasar, es arriesgar a hacer cosas nuevas todos los días, es querer y aceptarse como uno es, es lanzarse a lo desconocido, es amar por encima de los miedos para poder sentir la vitalidad de cada momento, junto a cada ser especial. Para que cuando aterrices seas consciente, que nuestro paso por esta tierra, es tan ligero como un parpadeo o un aleteo de un ave, tan inmenso como las montañas y tan memorable como un beso y un adiós. Por consiguiente, las metas tendrán más claridad que dudas y nuestro mayor reto será dejar una huella que ilumine el camino para que otros puedan seguirla. 

Volando al mando de Daniel Vallejo, el mejor!

A lo que voy es que nunca es tarde para hacer las cosas que realmente queremos; uno puede cambiar sus intereses y decidir en qué quiere o no poner sus energías conforme a los deseos que salgan de las entrañas de tu ser. Si quieres..... corres, si quieres vuelas, si quieres pedaleas, si quieres nadas o si quieres simplemente sé feliz.. y que nada impida que tus sueños vuelen contigo en la dirección que pilotea tu corazón.

Moraleja: Al final del vuelo; tres personas felices, tres amigos con menos miedo de vivir porque nuestro mayor miedo no es la muerte, sino correr el riesgo de vivir y de expresar lo que realmente somos en esencia.

"El miedo es el obstáculo que nos reta, es el villano de nuestra historia que espera nuestra caída y renuncia. ¡No lo permitamos!"

Y para ti.... ¿Qué significa volar?

 Escribiendo desde mi castillo encantado, Soficienta

"Solo pueden ser verdadera amigas, las semejantes de corazón."