Hola Papi, ya hace rato que no nos vemos, nos debemos muchos abrazos. Siempre te pienso y pido por tí. No hay un día en el que no sienta gratitud con la vida por tenerte, entonces en este mes del padre que es cuando los sentimientos más afloran, aprovecho para escribirte algo bonito desde la montaña, que es dónde más me inspiro y lo que mejor se me da.

Papi..antes que nada dale play a este temazoooo del grandioso Andrés Cabas. Lo admiro y me ha inspirado tanto, que por eso el post lleva el título de esta canción. Así que disfruta, mientras escuchas, lees y sientes.
Papi mira; hubo un momento que nunca voy a olvidar, un día muy extraño, porque fue el día que tuve más miedo pero que al mismo tiempo me sentí más protegida...¿sabes por qué?..........porque mamá te preguntó ya en uno de sus últimos momentos de "angustia" : ¿Y qué va a pasar con los niños? Tú le respondiste con contundencia y amor: "Si es el caso, yo me haré cargo de ellos, tranquila que nada les va a faltar." Un baldado de agua fría recorrió mi cuerpo, recuerdo. Ese día sentí mucho miedo porque sabía que ella era más consciente que yo, de que sus días estaban contados. Sin embargo su fe seguía intacta, más bien como dando a entender que ya lo había dejado todo, que pasara lo que pasara ya había cumplido su cometido; formar una familia, contagiar de energía a los que se habían cruzado en su camino y ser luz en la vida de muchos.
Un día quisiste ser padre y Dios te dio el privilegio. Otro día la vida te dio la misión de ser un SÚPER PAPÁ, de cumplir un doble papel. Y a pesar de los fuertes vientos, supiste maniobrar muy bien nuestro barco. No tuviste miedo en darnos alas, para ser quien nosotros queríamos ser. Sin prohibiciones, restricciones, complejos ni siguiendo estereotipos impuestos. Todo lo contrario, siempre apoyaste de manera incondicional, nuestros proyectos más íntimos desde pequeños. Y de ésta manera fue como te convertiste en el tipo de padre que escogiste, no en el que te tocó.
Mentor, súper papá y amigo, todo en un solo paquete. ¡Qué fortuna la nuestra! De verdad que esta utopía de la vida, es inmensamente más divertida porque tú me acompañas. Soy muy agradecida de que camines a mi lado (incluso lejos), en los senderos por los que busco mi propia utopía. Esa utopía tan mística como compleja, que cuando creo encontrarla en el horizonte, se aleja más y más. Porque como dice el gran sabio Eduardo Galeano; la utopía sirve para eso, para caminar y disfrutar del camino mientras se “llega” al tan anhelado oasis. Es por eso que amo caminar y explorar nuevos territorios montañosos, planos, desérticos, verdes e inmensos como el mar. Menos mal me lo inculcaste desde pequeña; esto de soñar, luchar, cruzar mares, recorrer caminos y amar la vida en diferentes idiomas.
Eres mi baúl lleno de amor paternal y maternal infinito, de ti he aprendido hasta lo que no está escrito y sigo aprendiendo tanto. Eres una persona con un alma noble, valiente y paciente, como yo porque sí que es verdad que nos parecemos. Es obvio, no hay nada de mí que no venga de ti. Juntos aprendimos a luchar; tanto en la vida, como en el deporte, a superarlo todo, a ir por los sueños paso a paso, a ser agradecidos y también a ser un poco o muy.... introspectivos, algo no muy positivo, pero que nos hace imperfectos i únicos. Y lo más importante de todo; que es vivir y disfrutar de los pequeños detalles.
Como cuando lo hacías y lo aprendiste años atrás en Sevilla (Valle) junto a tu numerosa familia, compuesta por dos padres dedicados a la enseñanza en escuelas y 9 hermanos. No habían lujos, pero había hermandad, comida, vivienda y amor. Al mismo tiempo luchaste por salir adelante haciendo lo que te gustaba, aprovechando el don que Dios te había entregado para servir a los más necesitados. Y fueron esos mismos ingredientes que inculcaste en nosotros, cuando decidiste formar una familia junto a mamá.
Así que nada papi....gracias a ti me siento plena y llena de amor para dar y compartir todo lo que me ha dado la vida. No sabes todo lo que he aprendido por aquí, todo lo que he descubierto en mí y que no pierdo oportunidad en compartirlo con los demás.
Te extraño un montón….
Gracias a ti, gracias inmensas…
Pero gracias especiales a mamá por haber dicho: “Sí, acepto”.
Escribiendo desde mi castillo encantado, Soficienta.
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